Tzik de política quemada


Marta Yolanda Díaz Duran

“Una desagradable fusión de ingredientes autóctonos con tecnología importada, sobre todo la fotoshopeada”.

A sólo dos semanas de oficializada la carrera electoral iniciada hace cualquier cantidad de meses o años, el hastío que me invade ha crecido de forma exponencial. Las canciones sosas (generalmente covers de melodías populares), las arengas populistas y acomodaticias al igual que los rostros hipócritas de los contendientes en la presente campaña han contribuido particularmente al desprecio que me inspiran los políticos, en especial los guatemaltecos, y la política en general.

Sin embargo, soy consciente de la trascendencia que pueden tener en nuestras vidas las elecciones públicas que vamos a hacer el próximo 11 de septiembre de 2011. Por cierto, me alegra saber que al menos en este tema no cedieron los magistrados del Tribunal Supremo Electoral ante las supersticiones irracionales de quienes relacionaban la fecha con el atentado a las torres gemelas de Nueva York.

Más hoy que el responsable intelectual de semejante crimen es consolado en el paraíso musulmán por las once mil vírgenes que le corresponden, según sus creencias. Situación que debe agradecer a alguien cuyo apellido evoca a su nombre propio. Me refiero a Obama (responsable de la ejecución) y a Osama (el ejecutado). Una sola letra diferencia sus nombres. Tal vez la principal diferencia entre ambos.

Regresando a la política chapina, la cual se asemeja a una desagradable fusión de ingredientes autóctonos con tecnología importada, sobre todo la fotoshopeada, quiero dejar claro que no espero que cambie en los próximos meses.

Al menos, que cambie para bien de todos. Por el contrario, pienso que vamos a ser testigos de las mayores bajezas que jamás hayamos visto en varias décadas y, sin duda, durante la etapa democrática de nuestro país. Al fin, para aquellos que hemos estudiado el sistema político mencionado no es extraño que este sea su resultado a pesar de las buenas intenciones que unos pocos hayan tenido a la hora de elegirlo para Guatemala por encima del sistema republicano.

Y no se engañe, el hecho que a nuestra nación se le llame República, no quiere decir que lo sea. Todo lo contrario; ajeno a nosotros es el Estado de Derecho que fue definido por los ilustrados escoceses de fines del Siglo dieciocho y principios del diecinueve, como elemento esencial de una República.

Esa que eligieron para su pueblo los padres fundadores de Estados Unidos y que hoy los políticos del que otrora fuera ejemplo del buen gobierno han logrado transformar en una democracia en la cual prevalece la decisión arbitraria de los poderosos por encima de los derechos individuales, incluido el derecho al debido proceso.

No obstante, tengo esperanza en el futuro, porque así como pululan políticos marrulleros por todos lados, también surgen movimientos ciudadanos que quieren recuperar el poder perdido. Como escribió Thomas Paine: “Es responsabilidad del patriota proteger a su país de sus gobernantes”. Y de los usurpadores.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 16 de mayo 2011.