Cambios electorales


Estuardo Zapeta

En política, la oferta será tan miserable en cuanto más silencio guarden los demandantes del “servicio”...

En la brevedad que me permite este espacio, creo conveniente proponer una serie de cambios a la Ley que nos rige en cuanto oferta y demanda electoral. Y es que terminamos cada cuatro años quejándonos de las pobres propuestas partidocráticas, lo cual es correcto, pero no reparamos en las causas de esa pobreza. En política, la oferta será tan miserable en cuanto más silencio guarden los demandantes del “servicio”, y también está en el mejor interés de los oferentes que la demanda permanezca callada y conforme. Por eso, propongo los siguientes cambios para eliminar el monopolio de los partidos políticos y restituir una República que utiliza la democracia cada cuatro años para una decisión colectiva, pero que se rige por normas abstractas, impersonales, generales, neutras y conocidas. El objetivo estratégico es romper el monopolio partidocrático.

Primero, debe permitirse que los partidos políticos hagan campaña en todo tiempo. No se vale —y es contraproducente— que el partido en el Gobierno sí pueda hacer campaña día y noche durante cuatro años, y la oposición, u oposiciones, estén silenciadas por ley. Si algo hemos aprendido de la campaña 2011 es que los partidos “chanflean” la norma —injusta e ilegítima— y hacen campaña de otras maneras.

Para estar en una situación de “iguales” ante la norma, deberá permitirse que la campaña en general sea permanente. El más beneficiado de una normativa abierta sería el mismo “consumidor”.

Segundo, los comités cívicos deberán tener la potestad de proponer candidatos a Presidente, Vicepresidente y a diputados. Hoy, según la normativa, sólo pueden proponer candidatos a alcaldes. Es injusto e ilegítimo que existan dos “clases” de agrupaciones políticas “partidos y comités” con posibilidades diferentes.

La “calidad” de la oferta de los partidos crecería instantáneamente si los comités pudieran proponer candidatos, que en muchos casos serían más legítimos, más “locales” y hasta más fiscalizables que los propuestos por los partidos.

Tercero, deberá permitirse las “candidaturas individuales”; esto es, si algún ciudadano, llenando los requisitos mínimos y teniendo cierto número de seguidores, digamos el mismo que se requiere para formar un partido político (casi 20 mil), no veo por qué deberá ceñirse a la burocracia “narco-partidocrática”. El denominado “Bien común” no puede aplastar a un Derecho individual. En la realidad, los partidos no sueltan el monopolio porque los “partidos” son un negocio para sus fundadores.

Cuarto, deberá permitirse el voto de los migrantes, eso en cualquier sociedad que se las lleve de “civilizada” ya ni se discute. Un ciudadano guatemalteco no pierde su derecho a votar sólo por estar en otro país. Yo apoyo el voto de los emigrantes. Ellos son ciudadanos.

Quinto, los miembros del Ejército y de la PNC deberán votar. De hecho, en la mayoría de sociedades los militares y los policías votan, y esto porque el servicio que prestan no les anula de ninguna manera su Derecho a elegir, y para ser electos ya existe una normativa.

Continuará...

Artículo publicado en el diario guatemalteco "siglo 21", el día martyes 17 de mayo 2011.