Miguel Bosé... ¡y olé!

Miguel Bosé se declara defensor del cotarro taurino. De tal palo tal astilla, no en vano es hijo de un célebre torero, Luis Miguel Dominguín, que formó parte de la terna de Linares (junto a Gitanillo de Triana) en la tarde aciaga de Manolete, aunque el señor Bosé eligió el apellido de su madre, Lucía Bosé, una bellísima actriz italiana que ahora es una señora mayor con el pelo azul.
Don Miguel, de jovencito, no quiso saber nada de toros, y a papá Dominguín no le hizo mucha gracia tener un hijo "rarillo". Dice Jaime Ostos - ex torero y habitual de la prensa asquerosa - que Luis Miguel le comentó cuando aquello: "No sólo no quiere ser torero, es que además me ha salido maricón"
De puertas adentro, el mundo de los toros está lleno de gays, todos en el armario porque de puertas para afuera es un mundo de machos muy machos, de religiosidad procesional y de esencias artístas e imperiales.
Dice el señor Bosé: "Uno de los grandes pesos de la identidad de Cataluña ha sido la fiesta taurina. Que nos intenten vender que no es parte de su identidad es una falacia. En Barcelona, igual que en Bilbao, hubo una afición muy leal"
Muchacho, tú eres tonto. En Bilbao hay una afición muy leal a la ETA (A ver cuántos son); En la costa mediterránea siempre ha habido una afición muy leal a la especulación inmobiliaria; En Valencia y Murcia hay una afición muy leal a los políticos corruptos y la Iglesia de Roma; En muchos lugares de España hay una afición muy leal a las peleas de perros, a la mutilación del clítorix de las niñas (tradición incluso más antigua que la tauromaquia en sus paises de origen), al maltrato a ancianos, niños y mujeres, a las carreras clandestinas de coches, a quemar montes...
Además, qué coño, las aficiones siempre son muy leales. Los franquistas de verdad han seguido siendo muy leales a su causa hasta muchos años después de morirse en hijo de puta bajito. Con decir que incluso siguen siendo muy leales en el lecho de muerte... ¡Es que esto de ser leal es la polla en verso, señor Bosé!