¡Jesús mio, me arrepiento!

Hace treinta años, en la portada de una revista de tirada nacional muy querida por mi, aparecieron dibujados tres beatles, y de una mejilla de cada uno de ellos se deslizaba una lágrima. Un hijo de puta acababa de matar a Jhonn Lennon.
Ese hijo de puta, Mark Chapman, al que un comité de expertos le deniega cada dos años la libertad condicional, ha dicho que era muy fácil matar a Jhonn Lennon y que por eso lo hizo, que pretendía conseguir notoriedad porque estaba harto de su vida triste y anodina, currando como segurata y padeciendo continuas depresiones.
Y ahora nos sorprende con una gran revelación: "Encontré a Jesús y vi la luz" Y todavía se muestra más preciso: "Le conozco, ahora está aquí conmigo, me está ayudando a hablar con ustedes (con los de la junta que tramita la libertad condicional)"
Un tarado más, otro iluminado por la fe. ¡Oh, Dios!
(Esta noticia la he leído en El País de ayer)



"La oposición del Papa a los condones mata a la gente"

Se lo han dicho al Papa con pancartas en Inglaterra.
No hay vuelta de hoja, no interesan los brujos de la tribu con sus hechizos y conjuros en este mundo del siglo XXI que sufre gravísimos problemas como son el sida y el hambre.
No nos interesa a una inmensa mayoría, pero a estos indeseables les siguen millones de acólitos fanáticos. Da miedo ver como avanza el oscurantismo entre católicos y musulmanes.