Dice la Policía que en la ETA van a mandar dos mujeres a partir de ahora, que no hay hombres disponibles para los puestos de mando porque la mayoría de los jefes fundamentalistas con boina están en la cárcel.
Pues qué bonito, un aire nuevo para la entrañable organización. La mujer se va integrando poco a poco en puestos relevantes de la sociedad y ETA no iba a ser menos, Hasta en la banca hay mujeres en cargos importantes, ahí tenemos a Doña Patricia Botín y otras influyentes señoras luchando por conservar la vieja tradición bancaria. Lo bueno no debe perderse. Sólo la Iglesia se empecina en mantener al sexo femenino alejado de la cúpula del poder. Las dulces monjitas jamás llegarán tan alto como las banqueras, las etarras o las físicas nucleares.
Por lo menos el Islam les permite a sus chicas guerreras ser mártires de Alá. No alcanzan la categoría de las etarras de ahora pero se van al Paraíso tan contentas después del zambombazo de rigor. Las mártires de Alá son como una mezcla extraña de sufridas monjitas y sanguinarias etarras, cuentan con una gran capacidad para odiar y un fervor religioso absoluto.
A mi me gustaría que las nuevas etarras dirigentes recondujeran la organización por el camino de la no violencia. Esa sí que sería una gran conquista social de la mujer. Pero es una vana ilusión porque ambas pedorras tienen un curriculo de maldades que las acerca más al espíritu de Calígula que al del entendimiento.
Siempre nos quedará el gendarme Rubalcaba, que es el chico bueno de esta película. (Y muy bueno porque se da el caso de que también es el malo de los corruptos y corruptas de "centroderecha")