Comparando campañas

Carroll Ríos de Rodríguez




Pese a que el área metropolitana es el territorio más densamente poblado del país, es un espacio urbano definible.

Unos soñamos con campañas basadas en una seria discusión de políticas públicas, y no en vacías promesas ni insultos. Asociamos lo primero con una democracia estable, un electorado medianamente informado, y un mejor marco institucional. Hasta ahora, parece que algo así ocurre al nivel de la elección para el cargo de alcalde de la ciudad de Guatemala. Los principales candidatos, Álvaro Arzú, Roberto González, Enrique Godoy y Alejandro Sinibaldi, nos hablan de proyectos realizados y pendientes de realizar, así como hacia sus respetivos currículos. Buscan convencernos de que tienen la preparación académica y técnica, y la experiencia, para dirigir la Municipalidad.


El propio Arzú es factor explicativo, pues su carrera política le granjea una reputación de efectivo (aunque autoritario) gestor. La opinión pública no asocia su nombre con tremendos errores ni graves actos de corrupción. Además de haber sido Presidente, ha sido electo como alcalde ya tres veces, en 1986, 2003 y 2007. Anunció su candidatura en Facebook; pretende volver a ganar sin mayor publicidad. Sus contrincantes saben que un porcentaje alto del electorado capitalino le es fiel porque su obra en pro de la comuna es visible. Es un voto de bajo riesgo que se comprende a la luz del siguiente cálculo: si la administración municipal funciona, ¿para qué cambiarla?


De ahí que los jóvenes aspirantes hayan tenido que reforzar su currículo y centrarse en políticas públicas concretas. Dos de ellos, Enrique Godoy y Roberto González, coincidieron como concejales municipales durante varios años —Godoy, primer concejal, y González, cofundador de Emetra—. Los tres tienen experiencia en otros cargos públicos. González fue candidato a alcalde en la elección anterior; desde esta plataforma elaboró críticas y propuestas, además de bañarse a guacalazos. Sinibaldi y Godoy han usado sus respectivos programas de radio para identificar prioridades y esbozar posibles soluciones. Por ejemplo, en un reciente debate, Godoy y González coincidieron en priorizar temas como las alcantarillas, el transporte urbano y el tratamiento de desechos. Sinibaldi habla de seguridad, mejoras administrativas y, también, de agua, basura, transporte público…En fin, el tono es relativamente serio y enfocado en asuntos a resolver.


La unidad política provee otra explicación. Pese a que el área metropolitana es el territorio más densamente poblado del país, es un espacio urbano definible, poblado por ciudadanos con necesidades y aspiraciones más o menos coincidentes. La homogeneidad de las preferencias electorales encauza el discurso político. También eleva el nivel del debate la competencia con campañas municipales vecinas y la relativa movilidad del votante, quien en última instancia puede votar con los pies y mudarse a otro municipio donde le ofrezcan los servicios públicos y una carga tributaria aceptable. Por ello, no creo que la tónica de estas candidaturas contagie a las campañas presidenciales.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día miércoles 01 de junio 2011.