La lluvia

Llueve en Murciapolis. Escribo esto en el vivo y en el directo, con la puerta de casa abierta de par en par y viendo llover (mi vivienda, un bajo, da directamente a la calle) Las farolas ponen un color de papel dorado de regalo en la capa de agua que se ha formado sobre el piso rojo de la calle. Millones de gotas de agua impactan en el pavimento con el ruidito característico de la lluvia y ese olor a lluvia que nos invita a respirar mejor.
Ahora mismo son las nueve en punto de la noche de un día cualquiera de Octubre, pero Murcia raramente se identifica con la lluvia, ni en Ocubre ni el resto del año.
He llegado hace un rato del monte. He vivido el inicio de la noche en el descenso, viendo la ciudad convertida en una llanura de puntitos luminosos. Y el último kilómetro lo he hecho muy a gusto, mojándome, no me ha apetecido sacar el chubasquero de la mochila. Llovía suave en esos primeros momentos. Ahora llueve fuerte. La lluvia... ¡Oh, a cuántos poetas y cantaautores has inspirado!
Ayer escribí todo esto en casa, tras secarme la cabeza con la toalla y mirando a la lluvia como un crío. Hoy ya no llueve. Ha amanecido un día de sol radiante, cielo azul mediterráneo y escasas nubes. Quizá pase mucho tiempo hasta que vuelva a llover. La lluvia se hace desear en esta región del Sureste. Esperaremos...