Facultades extraordinarias de ciertos insectos

Yo lo supe pero no quise presumir, además paso de televisiones y todo eso. Desde por la mañana del día de la Gran Final sabía cual iba a ser la selección ganadora, qué futbolista iba a marcar y en qué minuto. Todas las respuestas me las dio mi cucaracha Herminia.
Mi adorada Herminia es una cucaracha negra y muy andarina, especialmente dotada para videncia, que también auguró la cogida de José Toamás, la identidad del padre del hijo de Ivonne Reyes y los títulos de las quince próximas películas de Clint Eastwood.
A las 11 de la mañana ya sabía yo que iba a marcar Iniesta en el minuto 116. Le dejé un mensaje de texto: "Tranquilo, Andrés, vais a ganar, te veo dando botes con Zapatero en La Moncloa. No os van a quitar la copa ni los holandeses ni el capullo de la barretina. Vuestra gloriosa gesta va a encontrar eco en todo el globo terráqueo. Eso sí, los holandeses son más malos que aquellos de Puerto Urraco, te van a dar leña a base de bien. No me preguntes como sé todo esto porque no me creerías. Quizá un día lo confiese en mi blog (cosa que estoy haciendo ahora) Tú pon mucho interés en la segunda parte de la prórroga. ¡Ánimo!"
Herminia no es tan simple como el pulpo Paul ni el engañabobos de Octavio Aceves. Se comunica conmigo telepáticamente. Sí, créanme. La comunicación telepática entre cucarachas y seres humanos viene de tiempos ancestrales. Se había olvidado pero yo lo he redescubierto. ¿Cómo? Pues resulta que un día Herminia se puso en contacto conmigo para cantarme un tema de Joaquín Sabina. Y ahora asómbrense ustedes: ¡Joaquín Sabina todavía no tenía en mente ese tema!... Aún no hay nada escrito sobre las facultades mentales extraordinarias de las cucacarachas.