Hay gente a la que le sobra el dinero, es cierto. No se los encontrará usted en la cola del paro ni en la lista de pensionistas afligidos y jodidos por los recortes presupuestarios zapateriles, pero haberlos haylos. Por ejemplo: el jeque Hamad Bin Khalifa Al Thani. Este señor, panzudo y mostachudo, es el soberano del emirato de Quatar, en el Golfo Pérsico, un terruño del tamaño de Murcia con un millón y medio de habitantes, la mayoría currantes extranjeros.
Pues cuando el buen hombre sale de compras por ahí, no repara en gastos. Se ha comprado los almacenes Harrods de Londres por 1.500 millones de libras esterlinas. (1.800 milloncetes de euros) El año pasado se compró el festival de cine de Tribeca, en Nueva York, y se lo llevó para Quatar con su director, Robert de Niro, sus películas y sus estrellas.
Tiene paquetes de acciones en la Bolsa de Londres, en Volkswagen, en los bancos Barclays y Crédit Suisse, en las cadenas de supermercados Sainsbury... y hasta va a construir un hotel de lujo en Cuba. Tiene muchísimas más posesiones pero se va a hacer aburrido este post si continúo con la lista. Total, el dinero no da la felicidad, ¿verdad? Con lo bien que lo pasa uno no faltándole a diario el bocadillo de sobrasada y el porrón de vino tinto, más un techo, una cama y una bicicleta, (los coches dan problemas) y un trabajillo de mierda para ir tirando. Todo lo demás es superfluo.
Yo no quiero ser rico, es una pérdida de tiempo. Además, jamás me acostumbraría a dar propinas y echaría mucho de menos los autobuses urbanos y el griterío de los moros en los cibers.
Y hablando de otra cosa...
¡¡¡VISCA EL BARÇA!!!
¡¡¡VISCA CATALUNYA!!!