¿Cuánto cuesta?



JOSÉ RAÚL GONZÁLEZ MERLO

“Te toca ponerle fin a la desnutrición” es el título de la reciente publicación del Icefi y Unicef en donde se nos recuerda un triste dato: 50% de los niños menores a 5 años sufren de desnutrición. ¿Qué podemos hacer para mejorar esto? La respuesta es más compleja de lo que parece. El problema no es cuantificar los Q1 mil 200 millones que, supuestamente, se necesitan para “combatir la desnutrición”. Tampoco determinar su destino; suena lógico que programas de nutrición, vacunación, agua potable, drenajes y educación contribuirían a mejorar las condiciones de vida de los más pobres. Ni siquiera es “encontrar” fondos en un presupuesto que ya rebasa los Q54 mil millones.



Es un problema de negligencia criminal. ¿Cómo se puede explicar que no se destine el equivalente al 2% del presupuesto para tan emergente situación? En buena medida, porque los niños desnutridos no votan. Por ello, los “comedores solidarios” se abrieron en áreas urbanas y no en el “corredor seco”. Cinco millones de raciones se fueron a promover las aventuras político-electorales de la Primera Dama. Dinero había; Cohesión Social dirigió fondos por Q2 mil millones anuales…

Pero, estrictamente hablando, el dinero no existe. ¿Acaso el gobierno crea riqueza? Solamente los ciudadanos, con su esfuerzo y creatividad pueden crear riqueza. Quiere decir que, con una carga tributaria del 12%, la expropiación de Q1 mil 200 millones en impuestos debe estar precedida de la creación de Q10 mil millones de riqueza. Icefi y Unicef no lo mencionan y cometen el error de omitirlo y sugerir que es cuestión de seguir subiendo impuestos, como si la riqueza ya estuviera allí y solamente fuera un problema de “redistribuirla”. En todo caso, el que ya redistribuye Q54 mil millones de riqueza debería poder redistribuir Q1 mil 200 millones eficientemente. ¿No? Si el gobierno no ha mejorado la infraestructura básica de los más pobres y desnutridos, no es porque el ciudadano haya dejado de entregarle los fondos necesarios.

Otra forma de ver el problema es que, a pesar de que el 50% de los niños menores de 5 años está desnutrido, el otro 50% no lo está… ¿Cómo se puede explicar esta proeza? Muy probablemente porque sus padres tienen un empleo para alimentar a su familia. Así que, independientemente de las medidas paliativas hacia el 50% desnutrido, deberíamos preguntarnos: ¿Cuánto cuesta crear un empleo para los padres del niño? Es una pregunta políticamente inconveniente porque quiere decir que la solución de fondo no está en los burócratas sino en los ciudadanos, mediante la creación de más empresas.

Finalmente, también se comete el error de creer que las empresas y los trabajos “están dados, estarán allí por siempre” y que solo hay que subirles impuestos. Grave error. La pobreza es nuestra condición natural; la riqueza es lo extraordinario. Con el trabajo que genera el capital empresarial es como se deja de ser pobre y desnutrido para siempre. Que no se nos olvide.

Ahora vayan y demuestren que son capaces de ejecutar con eficiencia, siquiera, esos Q1 mil 200 millones que ya reciben de los ciudadanos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 30 de agosto 2011.