El reino de la insensatez

Marta Yolanda Díaz Duran.



“Al final lo que Hillary Clinton ¿impuso? es que paguemos más impuestos para financiar su guerra perdida”.



O el reino de la creciente inseguridad. O, simplemente, la primacía de la estupidez. Tal y como lo expresó en una entrevista reciente el célebre miembro de la Real Academia Española, el conocido escritor y periodista Arturo Pérez Reverte: “El peor enemigo del mundo no es la maldad sino la estupidez.


De un malvado inteligente puedes aprender. E incluso, sufrir los estragos de su maldad, puede hacerte más lúcido. Pero de un estúpido nunca aprendes nada… Y si la unes a la política [la estupidez] el resultado puede ser devastador”. Siendo, a mi parecer, la mayor de las estupideces el no usar la razón a la hora de pensar. Y, por supuesto, al tomar decisiones y actuar.


Todos los días me topo con nueva evidencia que respalda lo dicho con anterioridad al leer los diarios, tanto los nacionales como los de otros lares. Leer diarios hoy es como hacer un recuento de las premisas falsas sobre las cuales está cimentado el sistema de reglas que prevalece actualmente en el mundo. Lo más doloroso es darse cuenta de las consecuencias nefastas que éste ha traído a la humanidad.


Y lo más sorprendente es cómo la mayoría de afectados, no sólo no reacciona sino, como en el caso de los indignados españoles, piden más de lo que nos ha llevado a la situación presente: piden más intervención y control de parte de los gobernantes. Todo por la pereza mental, por no hacer el esfuerzo de aclararse las ideas y separar lo falso de lo verdadero. Por preferir falsear la realidad antes que asumir la responsabilidad de sus vidas. Por dejar que los poderosos los manipulen con promesas que nunca van a cumplir.


¿A qué se debe esa inercia de las víctimas que aceptan lentamente convertirse en siervos, no deliberantes, cediendo el valor más preciado después de la vida? Ese valor es nuestra libertad individual: la que nos permite decidir nuestros fines y escoger los medios para alcanzarlos. Construirnos a nuestro antojo.


Otro ejemplo, en nuestro propio terruño, es el resultado de la “Conferencia Internacional de apoyo a la Estrategia de Seguridad de Centroamérica”, donde quedó claro que el principal interés era el monetario. De lo declarado por los participantes, me surge la siguiente duda: ¿Por qué en lugar de pedir que los gringos disminuyan el consumo de las drogas prohibidas, les exigen a sus gobernantes la eliminación de la prohibición, que es la raíz del problema? La ironía es que al final, lo que Hillary Clinton ¿impuso? es que paguemos más impuestos para financiar su guerra perdida.


¡Ah! Y ofreció miles de millones de dólares en préstamos. Los que van a pagarlos ¿dónde están, qué opinan? Tal vez están trabajando mientras otros los transforman, poco a poco, en sus esclavos. Piensan que trabajan para sí mismos ¡Qué ingenuos! Al fin, lo que ha fallado no es el abstracto Estado. Guatemala es un claro ejemplo de que son el sistema Benefactor/mercantilista y quienes lo administran (los gobernantes) los fallidos.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Siglo 21", el día lunes 27 de junio 2011.