El ocaso del aeropuerto

JOSé RAúL GONZáLEZ MERLO

Luego de casi cuatro años el aeropuerto La Aurora está pasando de ser el más moderno de la región a ser el de más rápido deterioro. Un total descuido y vergüenza nacional, de cara a la primera impresión que tienen los extranjeros de nuestro país. Aún así, los políticos tienen la desvergüenza de amenazar con aumentar el impuesto de salida del país.

La reconstrucción del aeropuerto La Aurora fue uno de los primeros “caballitos de batalla” de la administración de Álvaro Colom. Olvidadas están las conferencias de prensa de las primeras semanas del nuevo gobierno, en las que se denunciaron malos manejos durante su construcción a cargo del gobierno de Berger. Allí fue donde el presidente Colom condenó, por primera vez, las transferencias presupuestarias y deuda flotante del gobierno anterior. Luego de más de tres años, las denuncias quedaron en el olvido político y sin pruebas para deducir responsabilidades. Y las transferencias presupuestarias y herencia de deudas se volvieron el “pan nuestro de cada día” del gobierno de la UNE.

No pasó ni se probó nada. Apenas inaugurado, el aeropuerto comenzó su deterioro acelerado. Hoy en día el visitante se encuentra con que el edificio parece un horno, sin que se vea en el horizonte la posibilidad de que funcione aire acondicionado alguno. Primero se descompuso una escalera eléctrica y nadie hizo nada. Luego se arruinó la segunda y ahora los visitantes deben bajar con todo y equipaje por las escaleras, a pie. Ambas llevan meses descompuestas y a nadie le preocupa. Los baños también están en un franco deterioro. Los parqueos son un lugar diseñado para una emboscada, por la temible oscuridad en la que se mantienen. El área de espera para viajeros entrantes (si se le puede llamar así) es igualmente oscura, sin un solo rótulo que oriente a la gente respecto al estado de los vuelos. Ni eso son capaces de hacer… En una palabra, el aeropuerto, lejos de ser motivo de orgullo, es un desastre y una vergüenza.

Y para terminar de insultar la inteligencia de los ciudadanos, ahora resulta que se les ha ocurrido aumentar el impuesto de salida por vía aérea en US$15 más. La pregunta es qué están haciendo con los más de US$30 que ya están cobrando y que nadie se da cuenta porque se lo “incluyen” en el precio del boleto aéreo; y qué pasa con los Q20 del otro impuesto que también se cobra. La respuesta es más que evidente: hagan lo que hagan, no importa, el aeropuerto viene en rápida decadencia.

La falta de rendición de cuentas y la mala administración son pésimas costumbres de los funcionarios públicos. Las autoridades de La Aurora tienen mucho que explicar y mucho más que arreglar del aeropuerto. A ver si algún día finalmente entregan resultados.

Artículo publicado en el diario guatemalteco "Prensa Libre", el día martes 31 de mayo 2011.