Esponja anal

Antes de inventarse el papel higiénico, la basca se apañaba como podía. Yo siempre llevo en mi mochila, cuando camino por esos caminos de Dios y del Xacobeo, un oportuno rollo de papel higiénico, y es raro que tarde o temprano no termine usándolo. Los seres humanos no sabemos en dónde vamos a morir ni en dónde vamos a tener un apretón. En mi reciente Camino Primitivo lo utilicé en dos ocasiones: subiendo al Puerto del Palo y antes de iniciar el descenso a la Presa de Salime. En pleno monte hay que prescindir del trono de Roca y mantener el equilibrio durante todo el operativo de defecación y limpieza.
¿Se imaginan ustedes a los legionarios romanos conquistando Hispania o Las Galias?... Sí, es fácil que se lo imaginen porque lo han visto en el cine, del mismo modo que muchas personas que no han salido nunca de su barrio se imaginan como carrulamos los peregrinos en dirección a Compostela, porque lo están viendo en la tele durante todo el 2.010. Este año se han visto más en la tele pies con ampollas que a Belén Esteban. Vuelvo con los romanos: Estoy completamente seguro de que en esas largas expediciones e incursiones en territorio hostil, los legionarios cagaban muchísimas veces. ¿Cómo se limpiaban el culo los romanos?... Pues con esponjas atadas a un palo e impregnadas en agua salada. Es lo que nos dicen los eruditos. No existía el papel higiénico pero no les hacía ni puñetera falta porque así no derrochaban papel. La esponja se lavaba y podía reutilizarse cuantas veces fuera menester. También utilizamos los modernos infinidad de veces la toalla y nos la pasamos por ese secreto lugar después de ducharnos.
Los romanos eran gente muy practica además de belicosa, pero me queda una duda: ¿En caso de crisis utilizarían la misma esponja varios soldados?
Por favor, que nadie se escandalice con este post. Como decía mi difunta abuela: "Caga el Rey, caga el Papa y sin cagar nadie se escapa"