Cobarde y políticamente correcta.

Así es la alcaldesa de Tordesillas, María del Milagro Zarzuelo, del PP.
No me digan que una persona que ha demostrado ser más lista o más astuta que sus vecinos para llegar al puesto de primer edil en Tordesillas, ignora que lo del "toro de la Vega" es una salvajada absoluta, algo indigno de seres humanos. No le vamos a pedir a esta señora que sea sensible al dolor de los seres vivos, eso sería ya demasiado, pero que, por lo menos, sea receptiva al clamor popular que denuncia año tras año la aberración de hacer sufrir despiadadamente a un animal.
La señora Milagro Zarzuelo no es valiente, no le echa ovarios al asunto para contribuir a la supresión de esta "vergüenza nacional" desde su cargo privilegiado de alcaldesa. Doña María prefiere tener contentos a los cretinos que maltratan al toro para que la voten en las elecciones y así gozar de la poltrona y poder masturbarse muy gozosa ella, henchida de erótica de poder, aunque este poder lo ejerza en una población de energúmenos.
En nada se parece a sus colegas peperas, las alcaldesas y concejalas del País Vasco que se enfrentan a la chusma batasuna en poblaciones en donde tal chusma es mayoría. Y estas valientes señoras y señoritas están en el punto de mira de asesinos de personas, que son más peligrosos incluso que los maltratadores de toros.
Lo dicho, Doña María del Milagro Zarzalejo es cobarde pero políticamente correcta. Da pan y circo a su chusma. Sus votantes, una caterva de subnormales tradicionalistas, la adoran.