Una pareja famosa

¡Mamá, yo quiero ser como Casillas! Sí, hijo, sí. ¡Jo, qué guapa y qué buenísima está Sara Carbonero!, como Doña Sara Montiel cuando sólo era Sarita y bebían por ella los vientos todos los hombres de aquí y de Hollywood. En aquel tiempo no había mujeres periodistas deportivas, ¿verdad, mamá? Pues sí, hijo mio, no las había, en esos tiempos la mujeres éramos víctimas de la Dictadura y de la Iglesia, aunque algunas ya íbamos a la Universidad. Mamá, ¿tú llevabas burka? No, eso no ha sido una cosa de aquí, pero llevaba velo y no iba al fútbol, las mujeres decentes no íbamos al fútbol, y no me ponía en los toros la minifalda, pero sí una peineta españolísima en la procesión de la Virgen del Pichufurcio. Al fútbol iban las "marimachos", los hombres y los curas muy machotes bebedores. Era la época de "Soberano es cosa de hombres"; se podía pegar a las mujeres y a los niños; sólo abortaban las ricas adictas al regimen, previo viaje a Londres, como las murcianas de derechas de ahora; Franco ejercía de "guía espiritual de Occidente" y los amaneceres y las puestas de sol eran en blanco y negro. ¿Por qué los mayores terminais siempre hablando de Franco? Tienes razón, hijo mio, somos unos nostálgicos de mierda. Hablemos mejor de Sara Carbonero e Iker Casillas. Hacen muy buena pareja, ¿a que sí? Y admirados ambos dos por el vulgo. ¡Y envidiadísimos!



El presidente rebelde.

(Rebelde a lo facha) Ramón Luis Valcárcel, presidente de la Comunidad de Murcia, se niega a cumplir con la ley del aborto en su muy católica autonomía.
Que un político vaya en contra de la Ley nos debería asombrar, pero con el antecedente de su amiguito el virrey de Valencia, Don Francisco Camps, ya a nadie le extraña nada.
¡Oh, Asterix, estos fachas están locos!