Infanta Doña Elena de Borbón

Mi particularísima opinión es que la Infanta Doña Elena es una cosa muy tonta. Es una "vergüenza nacional", así como lo es en England el Príncipe Harry. Ambos comparten estupidez y patriotismo, que en la mayoría de las ocasiones vienen a ser la misma cosa. Hace poco se declaró "defensora de la fiesta nacional" y ahora se presenta en una boda real en Suecia con con una chaquetilla de torero.
La chica está obsesionada con los toros. No es que la gusten los toros, es que tiene una fijación muy seria, (El Marichalar hasta ha llevado a los niños a los toros) una obsesión que la motiva a hacer la gilipollas con demasiada frecuencia, últimamente en la boda de la princesa sueca. Podría haber rematado el show haciéndose acompañar de Alfredo Landa en calzoncillos largos para que persiguiese a las suecas por los pasillos del palacio. ¡Hala, una de España racial con sabor monárquico y estilo peliculero!
Los "taurinismos" de Doña Elena se me antojan de un borderío y falta de tacto absolutos. Vamos a ver, ¿no representa a todos los españoles la monarquía? Bueno, pues hay un elevadísimo número de españoles, cada vez más y siempre en mayor número que la masa social taurina, que están en contra de la mal llamada "fiesta" de los toros o "fiesta nacional" Doña Elena, como ciudadana, puede hacer lo que le salga del coño porque la "fiesta nacional" es legal, desgraciadamente lo es. Pero como representante de la monarquía no puede hacer lo que le salga de su real vagina. Doña Elena forma parte de un institución que está "simbólicamente" a la cabeza del país y financiada por los impuestos de los ciudadanos, de unos ciudadanos en su mayoría más inteligentes que Doña Elena y más sensibilizados con la defensa del medio ambiente y el respeto a la naturaleza y a sus animales. Una ciudadanía que ha decidido despojarse de viejos atavismos, de todas esas crueles y vergonzantes tradiciones heredadas de nuestros brutos antepasados, todas las que suponen maltrato físico a animales.
Me parecería más lógico, si a Doña Elena le hubiese dado por ser una mujer de su tiempo entregada a causas nobles, que se desnudase frente a la plaza de toros de Las Ventas o La Maestranza de Sevilla con sangre simulada en su cuerpo y poniendo cara de agonía, como los antitaurinos cuando protestan contra la "salvajada nacional"
Y a lo mejor descubríamos que Doña Elena tiene más encanto del cuello para abajo que del cuello para arriba.