Como los muertos

En muchas ocasiones las "revistas ilustradas" (me gusta este nombrecito que viene de antiguo, suena mejor que "revistas del corazón") nos muestran los suntuosos palacios y castillos de los famosos; de los de primera división, se entiende, porque hay famosos "de andar por casa", famosillos que no tienen grandes posesiones. Generalmente son vistas tomadas desde avioneta y en días luminosos. Y en un breve pie de página nos detallan el número de hectáreas de la finca, número de habitaciones, de cuartos de baño, si hay bolera, pista de tenis, helipuerto, grifería de oro, marmol de Carrara, servicio doméstico filipino... También se especifica el número de coches que componen la colección del archifamoso y sus respectivas marcas, y las fiestas que se organizan en sus jardines y salones para los amiguetes multimillonarios y sus recicladas esposas o frescachonas amantes.

Esta semana "El País Semanal" nos muestra la otra cara de la moneda. No, no se trata del chamizo debajo de un puente en el que vivía Carpanta ni las pensiones pulgosas en donde me ha tocado vivir a mí. Es algo mucho más tétrico: Los "nichos" en los que viven los japoneses más pobres. Algo que comenzó como una idea para que los noctámbulos y los borrachos desorientados no durmiesen a la intemperie, se ha convertido por cosa de la pobreza reinante en un modo de vivir. Los nichos son ahora "viviendas unifamiliares"
Cada nicho es igualito al nicho en donde se mete a un difunto. (Se ve en la foto) Cada uno de estos deprimentes receptáculos cuenta con un colchón, una luz, un televisor con auriculares, una manta ligera y una almohada. No hay sitio para más y es obligada la posición horizontal, como los muertos. Es sólo para personas que viven con lo puesto, y si se paga al mes sale más económico. Claro que, habrá muchas personas que sólo puedan pagar al día porque viven al día, como me sucedía a mí cuando vivía en pensiones pulgosas y me ganaba la vida con el artisteo callejero.
Pero la mente es libre y se puede soñar, la "tele incorporada" les ofrece miles de imágenes de otras formas de vida más apetecibles, y entre ellas no faltan las de los palacios suntuosos en donde pueden estirar las piernas los grandes magnates, actores privilegiados y especuladores universales.
Una duda me queda: ¿El casero permitirá introducir un orinal en el nicho o habrá que utilizar pañales absorbentes?; ¿y si te dan ganas de hacer de vientre?... ¡Pues menudo incordio tener que salir de la tumba en plena noche helada para mear y cagar!