Humanos, caracoles, hormigas y un gato

Las supersticiones son tonterías que se piensan en serio y se acatan como dogmas de fe.

Tras muchos kilómetros caminando en solitario me cruzo con otro andarín solitario que agacha la cabeza o mira hacia otro lado para no saludarme. Este momento es como si el camino se convirtiese de pronto en una Gran Vía embarullada de zombis.

La vida humana es peor que la vida en un hormiguero. Salimos al camino a buscarnos el pan y nos pisan, nos aplastan, nos violan, nos disparan, nos timan, nos cagan... Eso sí, disponemos de grandes ofertas en Eroski y con el tdt se pueden ver como treinta canales o así.

Pobrecillo caracol, la lluvia será tu perdición. El buscador de caracoles saldrá a tu paso - y tu paso es lentísimo - te atrapará y te meterá en el saco junto a tus hermanos. Es ese viejo desaliñado y borrachín que vende caracoles en las puertas de los mercados, el más humilde depredador.

Todos los días está ahí, la larga hilera de hormigas cruza de un lado a otro el terroso camino. Lo cruza en diagonal, describiendo una ancha curva. Hay muchas más hileras de hormigas a lo largo del camino, pero esta es la que más me llama la atención, la más concurrida, la que más tránsito registra, la más febril. Las "currelas" no descansan en su laborioso trajín, la mayoría van más cargadas que las clientas del Día en sábado. Por el camino pasan de vez en cuando corredores de fondo, andarines, ciclistas y ocasionalmente alguna moto y algún coche. Se supone que muchas de ellas mueren aplastadas, pero, tras mucho observar el panorama, sólo distingo dos cadáveres. Quizá quedan pegadas en las botas, en las ruedas...

Esto no me lo invento, es real, se trata de un sueño que tuve en la noche del domingo al lunes: me perseguía un gato; lograba desembarazarme de él una y otra vez pero el michino insistía. Desperte acojonado. Pienso que se podría hacer una versión de Los pájaros de Hitchcock con gatos. Resultaría más inquietante.

Hoy es el Día de los museos, la entrada es gratis y la salida también. Se pueden ver obras de arte y mamarrachadas, Las Meninas y la última creación estrambótica. (No busquen a Marichalar que ya lo han quitado) Hay seguratas, vigilantes bostezantes y rebaños de guiris. ¡Pida el día libre en el trabajo, si tiene la suerte de trabajar, y culturicese por el precio módico de un helado o una cerveza en la cafetería!, ¡que ya está bien de fútbol, coño!... Por cierto, supongo que se podrán ver las salas de trofeos de los grandes clubs, esos maravillosos museos de las glorias futbolísticas. ¡Aúpa el Cádiz!